Los ojos de Temerca
viernes, 20 de abril de 2012
Historia de un tobogán
lunes, 27 de febrero de 2012
Campos muertos en vida
Sueñan despiertos con trabajar y ser lo que siempre han querido ser.
Trabajan cuando los dejan trabajar sin saber bien hasta cuando lo harán.
Saben muchas cosas pero a nadie parece interesarles.
Parecen incluso ser felices cuando sonríen por las calles.
Son muchos más de los que nos puedan decir en la radio.
Dicen cual es su pensar sólo cuando todos parecen escuchar su voz.
Piensan que el laberinto dejó de tener salida hace demasiado tiempo.
Tienen poca esperanza por agotar.
Agotan sus últimas dosis de paciencia antes de morir.
Mueren sin saber toda la verdad.
El sol ardiente
achicharra los campos
muertos en vida.
sábado, 4 de febrero de 2012
Reencuentro
Cuando te enfrentas a una desangelada página en blanco, deseas verla en el menor tiempo posible completa, y ya no sólo llena de palabras sin sentido, sino repleta de la sintaxis anhelada, de las metáforas palpables en cada parpadeo, de las ideas que te persiguen hasta en la más remota intimidad… Escribes y emborronas, muestras tus debilidades ante ella, muestras tu inoportuna ansiedad. De buscar la perfección absoluta, enseñas a todos las imperfecciones que te acercan a la humanidad, las mismas que te ayudan a ser lo que eres.
Detestas mostrarte, enseñar tus puntos débiles, dejar claro que no eres un Dios y, sin embargo, no dejas de escribir y de intentarlo y sigues en esa tediosa y maravillosa tarea de escribir y emborronar. Y es cierto aquello que dicen muchos: somos amigos de la noche. Las palabras nos despiertan, nos sacan de la cama sin compasión, nos martillean como un despertador incansable que se proclama vencedor la mayoría de las veces. La única manera de cerrarle el pico es levantarse y volver a escribir y a emborronar bajo el incansable flexo.
Pero los hay también diurnos. Presta atención y seguro que los diferencias de entre todos los demás, escritores y no escritores. Ellos están marcados por la misma sed que los nocturnos, pero ellos, en cambio, afloran con el calor del sol y la humedad de las nubes grises. Se evaden en su mundo de escritura ante los ojos perplejos de la prisa y la ignorancia.
Sentimientos, miedos, acontecimientos, fantasías, demandas, alegatos, manifiestos, épocas, descripciones, críticas, experimentos, sueños… Todo lo que se les ocurra, todo lo que se nos ocurra, todo lo que odiemos, amemos, detestemos, adoremos, repudiemos, idolatremos y, por supuesto, todo lo que nos deje indiferentes e inmutables, acapararán las páginas desiertas iniciales.
Pero no quiero aburrir con mi pasión, no quiero cansar antes de empezar el camino marcado por estas rigurosas páginas en blanco. Por eso, a partir de este instante, no pienso dejar ni de escribir ni de emborronar. La felicidad ya saben que es infinita.
jueves, 9 de septiembre de 2010
Voces
Cayó. Despertó de golpe, de un solo golpe, después de caer en el vacío de sus sueños. Fue entonces cuando escuchó una de sus múltiples voces, tal vez, y siempre tal vez, la que más le gustaba. Sin duda era la más íntima, la que hacía que se sintiera el más afortunado de todos los hombres que pisaban la tierra.
Era esa voz con la que dejaba que lo amase, sin importarle los minutos y las horas que pudiesen pasar, sin importarle nada más…
Siguió escuchando la voz e intentó reconstruir alguna de las frases, en su día imborrables, y fue entonces, cuando se dio cuenta de que había empezado a olvidarlas. Efectivamente, la voz seguía allí, con él, sin separarse de sus oídos, pero ya no le decía nada. Parece que sólo estaba allí para hacerle sufrir, para demostrarle otra vez que ella se había marchado para no volver y que hacía tanto tiempo de eso, que además de no recordar las frases, no recordaba bien sus caricias. Tan sólo podía recordar el sentimiento de plenitud y entrega junto a ella.
Ella sería capaz, sí, capaz de devolverle todo aquello, que poco a poco, se había ido dibujando con pan de oro en su pecho y que caía a velocidad atroz cada vez que su voz aparecía para no decirle nada.
martes, 31 de agosto de 2010
Noche de fuga
lunes, 8 de marzo de 2010
A primera vista
Aún recuerdo que no hace mucho tiempo ella me olvidó en casa, salió y yo me quede en aquel lugar donde olía a vainilla, como el gel, la crema, el champú y la colonia que usa. Poco a poco se fue el olor con ella y yo me quedé allí, aburrido, mirando hacia un techo blanco que carecía de vida, paralizado desde que nació, paralizado para albergar intimidades de mi fiel compañera y de su hermana, aunque en ocasiones también del clon de mi compañera. Estaba muerto de frío. Lo cierto es que allí, aquel día, observando el techo que cada vez parecía estar más cerca de mí, me dí cuenta de la falta que me hacía ir colgado de su cuello, perfectamente acomodado en su pecho, en un lugar más que privilegiado, con los ojos bien abiertos sin dejar de absorber el permanente regalo de vida que ella me hace a diario, viviendo su vida como si fuese la mía, despertando simpatías por mi fidelidad a ella, o más bien, por su fidelidad a mí. Y esto es muy cierto, sé que podría elegir cualquier otro compañero, pero a diario, y esto es fundamental, me elige a mí y sufre aquel día que por razones superiores a ella ha de dejarme en casa. Esos días se acerca a mi y me susurra algunas palabras bonitas, después noto que se ríe de ella misma, pues piensa que yo no la escucho, ojalá pudiese decirle que si que la escucho y que agradezco el regalo de vida que me ha dado y esas dulces palabras.
No sé si mi pensamiento es como el vuestro. Me extrañaría que lo fuera, pues somos muy distintos. Yo nací en sus manos: de su calor, de su tacto y de su sonrisa, sobre todo de su sonrisa, pues ya lo he comprobado, ella genera, ella nos crea, ella nos engendra con una sonrisa de oreja a oreja, aunque a veces las cosas no le vayan bien. Así nací, en unas manos que a veces titubean y no saben por donde seguir su camino, que no saben que frase escribir, que no saben como definirse ni a que manjar de fruta saquear. Soy de arcilla polimérica, tal vez por eso, absorbo tan bien vuestra realidad, por que soy muy distinto a todos vosotros y veo las cosas como son. Aunque nunca sabremos quien lleva razón, si vosotros o yo. Pero, desde aquí, desde el lugar privilegiado que ella me dio, sé más de su vida que todos vosotros e incluso que ella misma.
Por todo eso, y mientras mi corta vida me lo permita, quiero ser su voz, aunque sea a escondidas y aunque todo esto termine de forma violenta y trágica si ella llega a descubrirme, pues tal vez, cuente más de lo permitido, más de lo imaginado y ella, por como es, decida apartarme para volver a ocultarse bajo su maquillaje.
Mi vida es corta sí, debéis saberlo. No me cojáis cariño, no me queráis, ni mucho menos me améis, pues cuando menos lo esperéis, puede que me encierren en un cajón y nunca más me dejen ver y soñar, o puede que acabe colgado de otro cuello y de otro olor, o puede que me pierda y mi corazón se haga añicos, o puede que me rompa por un fuerte y duro golpe y deje de ser, o puede que me olvide de escribir y no os lleguen mis palabras, o puede que pierda la cabeza y no sepa lo que diga…Todo eso y más.
Advertidos estáis, pero no por ello, si se diese el caso, debéis perdonarme si os abandono.
T.R.
domingo, 14 de febrero de 2010
El primer sí
Sin punto que lo finalice,
Pero sí con la coma que lo prolongue
Así es, aquí estoy, con el NO agotado y guardado en la nevera, con la cara deshecha y llena de risas.
El otro día me precipité, quise cerrar violentamente mi YO, mi Yo parlanchín, quise taparle la boca no para siempre pero sí por un tiempo. Y ahora es él quien me calla a mí, quien me obliga a decir, a ser y a vivir como él y yo sabemos. Y no me quejo, para nada. Lo disfruto. Ahora mismo estoy liderando mi expedición, a la cabeza de todo, buscando mi decir, mi gloria de palabra y el color con el que subrayarme para que vuestras memorias me recuerden. Sí, eso quiero. No parar de decir hasta que me muera, escribir con y sin sentido, en prosa o en verso, en blanco o en negro.
Así empezaba mi último y breve manifiesto literario, sin más objetivo que alzar la voz e invocar a todas las voces, para que no se callen nunca, para que nunca dejen de decir lo que sólo ellas pueden decir. Huyamos de la simpleza del blanco, huyamos de ese silencio incómodo que nos hace recordar lo que no debemos, huyamos si hace falta de nosotros mismos. Huyamos pero no nos abandonemos en una carrera de fondo donde nuestro único refresco son los libros.
Después seguía así:
He pasado estos días leyendo a los vanguardistas hispanoamericanos, con su egocentrismo oloroso, tan oloroso que el tufo me ha llegado a mí y me ha contagiado. Adoro a las personas, no a los personajes y ellos son personas que viven vidas de personajes que no dejan de renovarse, como todos nosotros. Tanta excitación me está volviendo caótica, os pido disculpas, pero ha sido de lo más gratificante encontrar en este camino algo y alguien con que y quien comparar a Carlos Fuentes en Terra Nostra. Ahora sólo necesito tiempo y horas de lectura, y más horas de escritura.
No sólo quiero leerlos a ellos, quiero leeros a todos, a cada uno de vosotros, quiero que me habléis, quiero oíros gritar con palabras escritas sacadas del barro o de donde os plazca, quiero que su utopía se haga realidad, todos escritores, quiero escritores amigos y amigos escritores. Quiero un mundo de palabras. Y sólo de palabras. Pero también quiero que me habléis en vuestro idioma, sin necesidad de traducción poética, artística o literaria. Quiero interpretaros y que interpretéis vuestro papel, quiero que me interpretéis como sabéis.
Todas las primeras intenciones quedan dichas.