jueves, 9 de septiembre de 2010

Voces



Cayó. Despertó de golpe, de un solo golpe, después de caer en el vacío de sus sueños. Fue entonces cuando escuchó una de sus múltiples voces, tal vez, y siempre tal vez, la que más le gustaba. Sin duda era la más íntima, la que hacía que se sintiera el más afortunado de todos los hombres que pisaban la tierra.
Era esa voz con la que dejaba que lo amase, sin importarle los minutos y las horas que pudiesen pasar, sin importarle nada más…
Siguió escuchando la voz e intentó reconstruir alguna de las frases, en su día imborrables, y fue entonces, cuando se dio cuenta de que había empezado a olvidarlas. Efectivamente, la voz seguía allí, con él, sin separarse de sus oídos, pero ya no le decía nada. Parece que sólo estaba allí para hacerle sufrir, para demostrarle otra vez que ella se había marchado para no volver y que hacía tanto tiempo de eso, que además de no recordar las frases, no recordaba bien sus caricias. Tan sólo podía recordar el sentimiento de plenitud y entrega junto a ella.
Ella sería capaz, sí, capaz de devolverle todo aquello, que poco a poco, se había ido dibujando con pan de oro en su pecho y que caía a velocidad atroz cada vez que su voz aparecía para no decirle nada.

martes, 31 de agosto de 2010

Noche de fuga

Ella huye de las cucarachas, no las soporta, pero más que no soportarlas, no soporta ir sola, no soporta volver sola y que nadie pueda defenderla de semejante bicharraco. Sus piernas son tan blancas que el contraste con las mismas es muy violento para todos los que, lamentablemente, tengan que observar dicho espectáculo. Lo peor de todo, no es el bicho, no es ella, no es la ciudad, no es el barrio, no es nada, ni siquiera su enemigo, sino la incapacidad de soltar una sola lágrima desde hace al menos 4 meses. Sólo un sentimiento más superficial, como puede ser el fútbol, puede ser su perfecta excusa para llorar sin tener que dar explicaciones, sin extenderse en el tiempo, sin llamar la atención de nadie, sin preocupar a nadie. A lo mejor, no olvida los hechos violentos acaecidos aquella noche de feria, cuando sí que lloró, y no de pena como quiere ahora, sino de miedo. Un miedo aterrador como aquel que es imposible de describir. Ese es el verdadero miedo, el indescriptible. Cuando no sabes ni donde tienes la cabeza, cuando sólo repites palabras que realmente no estás pensado, cuando estás pensado en inglés porque tu estupidez no tiene límite…sólo miedo, mucho miedo

lunes, 8 de marzo de 2010

A primera vista

Está sorda en su lindura y en su extraviado pasear, no mira donde yo quiero y desgraciadamente yo sólo puedo hacerme notar si ella lo desea.
Aún recuerdo que no hace mucho tiempo ella me olvidó en casa, salió y yo me quede en aquel lugar donde olía a vainilla, como el gel, la crema, el champú y la colonia que usa. Poco a poco se fue el olor con ella y yo me quedé allí, aburrido, mirando hacia un techo blanco que carecía de vida, paralizado desde que nació, paralizado para albergar intimidades de mi fiel compañera y de su hermana, aunque en ocasiones también del clon de mi compañera. Estaba muerto de frío. Lo cierto es que allí, aquel día, observando el techo que cada vez parecía estar más cerca de mí, me dí cuenta de la falta que me hacía ir colgado de su cuello, perfectamente acomodado en su pecho, en un lugar más que privilegiado, con los ojos bien abiertos sin dejar de absorber el permanente regalo de vida que ella me hace a diario, viviendo su vida como si fuese la mía, despertando simpatías por mi fidelidad a ella, o más bien, por su fidelidad a mí. Y esto es muy cierto, sé que podría elegir cualquier otro compañero, pero a diario, y esto es fundamental, me elige a mí y sufre aquel día que por razones superiores a ella ha de dejarme en casa. Esos días se acerca a mi y me susurra algunas palabras bonitas, después noto que se ríe de ella misma, pues piensa que yo no la escucho, ojalá pudiese decirle que si que la escucho y que agradezco el regalo de vida que me ha dado y esas dulces palabras.
No sé si mi pensamiento es como el vuestro. Me extrañaría que lo fuera, pues somos muy distintos. Yo nací en sus manos: de su calor, de su tacto y de su sonrisa, sobre todo de su sonrisa, pues ya lo he comprobado, ella genera, ella nos crea, ella nos engendra con una sonrisa de oreja a oreja, aunque a veces las cosas no le vayan bien. Así nací, en unas manos que a veces titubean y no saben por donde seguir su camino, que no saben que frase escribir, que no saben como definirse ni a que manjar de fruta saquear. Soy de arcilla polimérica, tal vez por eso, absorbo tan bien vuestra realidad, por que soy muy distinto a todos vosotros y veo las cosas como son. Aunque nunca sabremos quien lleva razón, si vosotros o yo. Pero, desde aquí, desde el lugar privilegiado que ella me dio, sé más de su vida que todos vosotros e incluso que ella misma.
Por todo eso, y mientras mi corta vida me lo permita, quiero ser su voz, aunque sea a escondidas y aunque todo esto termine de forma violenta y trágica si ella llega a descubrirme, pues tal vez, cuente más de lo permitido, más de lo imaginado y ella, por como es, decida apartarme para volver a ocultarse bajo su maquillaje.
Mi vida es corta sí, debéis saberlo. No me cojáis cariño, no me queráis, ni mucho menos me améis, pues cuando menos lo esperéis, puede que me encierren en un cajón y nunca más me dejen ver y soñar, o puede que acabe colgado de otro cuello y de otro olor, o puede que me pierda y mi corazón se haga añicos, o puede que me rompa por un fuerte y duro golpe y deje de ser, o puede que me olvide de escribir y no os lleguen mis palabras, o puede que pierda la cabeza y no sepa lo que diga…Todo eso y más.
Advertidos estáis, pero no por ello, si se diese el caso, debéis perdonarme si os abandono.

T.R.

domingo, 14 de febrero de 2010

El primer sí


Sin punto que lo finalice,
Pero sí con la coma que lo prolongue

Así es, aquí estoy, con el NO agotado y guardado en la nevera, con la cara deshecha y llena de risas.
El otro día me precipité, quise cerrar violentamente mi YO, mi Yo parlanchín, quise taparle la boca no para siempre pero sí por un tiempo. Y ahora es él quien me calla a mí, quien me obliga a decir, a ser y a vivir como él y yo sabemos. Y no me quejo, para nada. Lo disfruto. Ahora mismo estoy liderando mi expedición, a la cabeza de todo, buscando mi decir, mi gloria de palabra y el color con el que subrayarme para que vuestras memorias me recuerden. Sí, eso quiero. No parar de decir hasta que me muera, escribir con y sin sentido, en prosa o en verso, en blanco o en negro.

Así empezaba mi último y breve manifiesto literario, sin más objetivo que alzar la voz e invocar a todas las voces, para que no se callen nunca, para que nunca dejen de decir lo que sólo ellas pueden decir. Huyamos de la simpleza del blanco, huyamos de ese silencio incómodo que nos hace recordar lo que no debemos, huyamos si hace falta de nosotros mismos. Huyamos pero no nos abandonemos en una carrera de fondo donde nuestro único refresco son los libros.

Después seguía así:

He pasado estos días leyendo a los vanguardistas hispanoamericanos, con su egocentrismo oloroso, tan oloroso que el tufo me ha llegado a mí y me ha contagiado. Adoro a las personas, no a los personajes y ellos son personas que viven vidas de personajes que no dejan de renovarse, como todos nosotros. Tanta excitación me está volviendo caótica, os pido disculpas, pero ha sido de lo más gratificante encontrar en este camino algo y alguien con que y quien comparar a Carlos Fuentes en Terra Nostra. Ahora sólo necesito tiempo y horas de lectura, y más horas de escritura.

No sólo quiero leerlos a ellos, quiero leeros a todos, a cada uno de vosotros, quiero que me habléis, quiero oíros gritar con palabras escritas sacadas del barro o de donde os plazca, quiero que su utopía se haga realidad, todos escritores, quiero escritores amigos y amigos escritores. Quiero un mundo de palabras. Y sólo de palabras. Pero también quiero que me habléis en vuestro idioma, sin necesidad de traducción poética, artística o literaria. Quiero interpretaros y que interpretéis vuestro papel, quiero que me interpretéis como sabéis.


Todas las primeras intenciones quedan dichas.